Terreno
Suelo, relieve, orientación y clima componen un espacio excepcional para el cultivo del viñedo y perfecto para una óptima maduración de las uvas, acompasada y equilibrada.
La disposición N/S de la cuenca del Avia, su clima y suelos se proponen óptimos para el cultivo de la vid.
Amparado por sierras y altiplanos, el Valle del Avía se protege del norte y dispone sus laderas hacia el oeste, con buena exposición solar y aireación. Favorecido por barreras naturales que lo protegen de las borrascas atlánticas, el valle disfruta de un clima de transición oceánico-mediterráneo, húmedo y templado si bien con una acusada y beneficiosa diferencia térmica anual, con la pluviometría más baja de Galicia y con ausencia de precipitaciones en la época de maduración de la uva.
La composición esencial del suelo son arenas graníticas y sábregos más arcillosos, con abundancia de piedras, gravas, rocas y esquistos metamórficos. Suelos poco profundos –entre 70-100 cm-, pobres en materia orgánica –entre 2 - 4%- y tendentes a la acidificación.
Suelo, relieve, orientación y clima componen un espacio excepcional para el cultivo del viñedo y perfecto para una óptima maduración de las uvas, acompasada y equilibrada. Gracias a esas condiciones excepcionales y una exquisita selección de variedades propias, el Valle del Avia propone vinos frescos, ligeros, aromáticos, plenos y placenteros.Más información.